¡Hola mundo!, este es el futuro

John Von Neumann imaginaba robots que se autorreplicaran como un mecanismo que hacía viable la explotación del planeta Marte. Su argumento era simple. Si tuviéramos una sola máquina su eficiencia determinaría la cantidad de material que puede extraer. Si esta máquina en lugar de extraer material y crear lingotes para enviarlos a la tierra, usara parte del material encontrado para crear una nueva máquina igual a ella misma, se perdería parte de la producción, pero se ganaría una máquina más. Si esta nueva máquina y la original hicieran lo mismo, autorreplicarse, tendríamos rápidamente cuatro máquinas en lugar de una sola. Es fácil inferir que la eficiencia de un sistema de 4, 8, o 16 máquinas así creado sería mucho mayor que la de una sola máquina. Esa es en esencia la promesa de la autorreplicación. La máquina de Von Neumann es una máquina ideal, de esas que solo existen en el mundo de las ideas, pero para sorpresa de muchos ya tenemos algunas de estas ideas concretadas en el mundo real. Incluso hay una acá, a un cuarto de distancia del lugar donde escribo esta columna. Por Pilar Sáenz. Leer más en Las 2 Orillas